Cuando se pierde a un ser querido…

Hola amigos, nosé como ha de salir éste post, sólo sé que hoy me siento a contarles con total sinceridad el porque de nuestro distanciamiento de las redes y del blog mismo, todo ésto debido a nuestra experiencia al perder a un ser querido, y como hemos manejado la situación con Emita.

El pasado 29 de diciembre dejó éste mundo mi papá, fué una muerte trágica, absolutamente inesperada, que nos dejó a todos con un vacío tremendo. Mi padre era un hombre maravilloso, un hombre lleno de vida, de excelente salud, desprendido de todo lo material, generoso, y quien tenía un amor profundo por sus nietas, por toda la familia en general, muy bueno para echar bromas, siempre tenía una sonrisa para todos, y además se desvivía por todos sus pacientitos (era pediatra) y con quien pude compartir el ultimo año de manera muy cercana, ya que finalmente había decidido radicarse en Chile.

Fueron días muy duros, aún a pesar de que ya casi se cumplen 2 meses de su partida, el diario vivir sigue siendo duro, con mi familia hemos buscado apoyo sicológico ya que las circunstancias de su muerte fueron muy traumáticas. Yo estuve con licencia médica casi 2 meses, y de no ser por mis hijas, creo que todavía lo estaría. Los hijos, a pesar de la pena y el dolor, te hacen levantar del lugar donde estés y poner toda tu fuerza y corazón por estar mejor.

Debo decir que de nosotras 3 (mi hermana, madre y yo), la más reacia a acudir a terapia sicológica fuí yo misma, no porque no quiera aceptar la situación, ó por algún otro motivo que no me viene a mi cabeza en éstos momentos, sino, porque parece que a todas nosotras, madres, mujeres, nos cuesta hallar un tiempito para nosotras y soltar lo que llevamos dentro.


En mi primera sesión con la sicologa nos centramos en como sucedió todo y las repercusiones que todo éllo, y, cuando llevábamos una media hora conversando, comenzó a preguntarme acerca de cómo lo habían tomado mis niñas, yo respondí que mi hija mayor había estado muy triste, pero que ya se notaba más compuesta, y, (maténme ahora) que Ema no se daba cuenta aún, y que pensaba que su abuelo estaba en «el tlabajo». Me sentí la peor madre del mundo cuando la sicóloga me mira y me dice: Y que edad tiene Ema?, – 5, respondí, – Pues debe explicarle que el abuelo no está en el trabajo, nadie se va al trabajo por 2 meses sin contactarse, y que el abuelo no volverá más.

Y todo ésto, bueno, aparte de bajonearme (típico), me hizo darme cuenta de que me había pasado por alto ése pequeño gran detalle, estaba tan enfocada en los miles de trámites que eran necesarios, en sentir la pena que estaba sintiendo, en contener a mi madre, a mi hermana, y en contenerme yo misma por estar bien para las niñas. Sentía que había sido correcta con el proceso con mi hija mayor, pero con Ema, por ser pequeña, fué todo lo contrario.

Cuando volví a casa pensé en cómo afrontar ésto con Emita, como explicarle que el abuelo no estaba y ya no estaría, y debo ser honesta ya que pensé si me entendería. Ema no preguntaba ya todos los días por mi papá, pero sí estaba mostrando (y aún lo hace) irritabilidad, más pataletas de la nada, mal dormir, que finalmente nosé si son parte del ser un niño de 5 años, ó si son parte de todo éste proceso. Decidí esperar el momento en que ella me preguntara, pero no lo hizo, y no fué hasta que me consiguió con algunas lagrimas en los ojos que le dije: «Mamá se siente triste, porque el abuelo ya no está. El abuelo, se fué al cielo, y ya no lo volveremos a ver». Me hizo un «nanai» (un cariño), se quedó un rato conmigo y me invitó a jugar en su casita, la que por cierto, mi padre le habia comprado de regalo para navidad.

Honestamente amigos, nosé si hay alguna forma correcta o ideal de explicarles a los niños que pasa más allá cuando se pierde un ser querido. Siento que aunque sabemos que algún día le llegará la hora a nuestros padres, hermanos, demás familiares y amigos, e incluso a nosotros mismos, todos tenemos en mayor o menor grado una sensación de que viviremos para siempre, una especie de obsesión con el dinero, los lujos, con tener ésto o lo otro, y nos olvidamos que el verdadero lujo es la vida misma, y que los tesoros que tenemos hoy: el tener un pan que comer, unos hijos con quienes jugar a pesar de que estemos ultra cansados, y una cama donde dormir, son mucho más valiosos que el último celular, el auto del año, etc.

Y éso me enseñó mi padre, que aunque hay muchas cosas desde luego importantes, primero estaba la familia, luego el trabajo que permitía darle de comer y cubrir nuestras necesidades, luego los amigos, los placeres, y no recuerdo si enumeraba algunas otras más. Para él siempre fué un placer compartir con todos, era un hombre súper sencillo, que no se fijaba en marcas a la hora de vestirse, ni estatus social a la hora de tratar y ayudar a la gente. Que tenia lo justo y necesario, lo que de verdad necesitaba.

Y creo que es importante que enseñemos éso a nuestros hijos…

La vida no es permanente, al menos, éste cuerpo en el que estamos hoy, nos durará sólo algunos años. No se trata de tenerle fobia a la muerte, se trata de entender que nuestro tiempo es limitado, y como tal, debemos priorizar las cosas que de verdad nos llenen y nos hagan felices. Explicarles que la vida es un proceso de auto-conocimiento y auto-mejora, que el único tiempo que tenemos es el presente, y, que ésto, si es que existe un más allá, es lo único que nos llevaremos a la hora de partir. Que nuestro propósito en ésta vida es ser mejores seres humanos, ayudar al más necesitado, y luchar por un mejor mundo. Que no hay para qué desgastar nuestra energía en odio y en resentimiento, porque éso nos contamina el alma. Y finalmente, que debemos respetar nuestros procesos, aún por más dolorosos que sean, debemos aceptar el dolor, contemplarlo, perdonarnos de ser necesario, y seguir en pro de una mejora personal.

Desde lo más profundo de mi corazón, les envío un abrazo con mucho cariño, y deseo que vivan cada día de la vida como si fuera el único.

3 comentarios sobre «Cuando se pierde a un ser querido…»

  • Ana Rosa Morán Morán

    Amada, Mari Tere, quien mejor que Tú para describir al que fuera un Gran Ser Humano. Tus Palabras, me reafirman, aunque no vive en el día a día con mi Compadre-Amigo-Doctor la Grandeza de su Corazón. Hoy, en la sala de mi casa, hay una foto que María Laura la tomó y la llevó al papel. Ayer, le decía: Neuro, eres un Ángel que cuidarás de TODOS desde el lugar que ahora ocupas.

    GRACIAS A DIOS, contamos con Él!

  • DIOS las Bendiga !! las llene de Paz Amor y ese recuerdo imborrable de tan especial ser humano se convierta en su fuerza inagotable para seguir adelante !!…. su sincera sonrisa y sus sabias reflexiones cargadas de positivismo quedaron guardadas en la memoria de quienes lo conocimos !!! BENDICIONES.

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